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Son muy pocas las mujeres que llegan a convertirse en directoras de cine, siendo esto un problema cultural que surge a partir de que la sociedad aún, hoy en día, tiene estereotipos acerca del talento y de la capacidad de la mujer.

La realidad es que el sector femenino tiene una representación significativamente menor en la mayoría de los sectores de la sociedad, y es que son esos mismos estereotipos los que dan paso a su marginación en los puestos profesionales de prestigio, siendo el área cinematográfica donde incluso se puede afirmar que se hace más notorio.

Según un informe de CIMA (Asociación de mujeres cineastas y medios audiovisuales), en el mundo del cine, el porcentaje que representan las mujeres es de tan sólo un 24%. Pues el otro 76% conformado por hombres, desde un punto de vista mayoritario, no creen que haya una necesidad de diversidad de género y por tanto, no tratan de incluirla.

Aunque hoy en día la lucha de la mujer está siendo más relevante, aún queda mucho camino por recorrer.

Sumado a los estereotipos, anteriormente mencionado, a su vez, también se deriva a la falta de referentes, es por esto que en OlivaLoló queremos dar a conocer a algunas de las primeras que incursionaron en este campo.

Primeras mujeres directoras de cine

Alice Guy Blaché

Nació en Francia en 1873, y fue la primera persona en escribir y dirigir historias narrativas de ficción para el cine, pero cómo muchas otras mujeres ha sido ignorada por la historia durante mucho tiempo, por el simple hecho de no ser un hombre.

Dirigió, produjo y supervisó más de 600 películas, con un género fílmico variado, desde cuentos de hadas a parábolas religiosas, comedias románticas o películas policíacas. Además jugó un papel clave la producción de las primeras películas sonoras, haciendo un gran trabajo con efectos especiales, coloreado de film y hasta la contratación de elencos multirraciales para sus producciones, pues fue también la primera persona que dirigió una película en la que todos los protagonistas eran negros, “Un tonto y su dinero (1912)”.

Fue propietaria y directora de su propio estudio de cine. Y hasta hoy en día, ha sido la única mujer que ha dirigido su propio estudio cinematográfico.

Lois Weber

Nació en EE.UU en 1881 y a diferencia de Alice Guy, fue la primera mujer en dirigir un largometraje, “El mercader de Venecia (1914)”. Pero fue en el año siguiente con “Hypocrites”, con la que llamó la atención, pues ella la dirigió, escribió, produjo e interpretó a uno de sus personajes.

Lois comenzó a escribir guiones para las productoras cinematográficas, acción que más tarde la llevó a entrar en el mundo del cine, donde coincidió con Alice Guy, siendo esta una referente para ella, que gracias a sus consejos y enseñanzas, la animó a realizar sus propias películas.

Lois Weber fue una cineasta polémica en los inicios del cine, debido a que se empeñó a tratar en sus películas temas de la sociedad atrevidos y controversiales para la época, tales cómo el aborto, el alcoholismo, el sentimiento de vida, la violencia o la pena de muerte.

Fue entonces así como, utilizó su talento para hacerse notar en el difícil y machista mundo cinematográfico de la época.

Maya Deren

Nació en Ucrania, en 1917, pero creció en EE.UU.

En 1942 comenzó a dedicarse al cine, y al año siguiente comenzó a rodar su primera película,“The witche’s cradle”  la cual no terminó nunca, pero que sin embargo, marcó un antes y un después en su carrera.

Fue hasta 1947 con “Meshes in the afternoon”, con la que ganó el Gran Premio Internacional en el Festival de Cine de Cannes.  

Maya Deren definía sus obras con el término “películas de cámara”, ya que no le interesaba llegar a los grandes cines, sino a un público intimista, no muy amplio.

Actuaba, editaba, escribía y dirigía sus propias películas y luego las distribuía y promovía ella misma a través de clases y ponencias en Estados Unidos, Canadá y Cuba.

Rebasó los límites con los que el cine estaba acostumbrado a trabajar, rechazando rotundamente a Hollywood, pues su visión se acercaba a la de un cine interdisciplinario, y de alto nivel creativo, prescindiendo de los excesos con los que este contaba.

Charlotte Reiniger

Nació en Alemania, en 1899. Fue la primera directora de animación, cuya pasión por las marionetas y el cine la llevó a estudiar teatro.

Con unas tijeras y papel negro fue capaz de crear siluetas, a las que luego daba vida mediante la utilización de trucos cinematográficos. Su arte residía en el “hecho a mano” de sus figuras, en las limitaciones técnicas y factura artesanal, que dejaba la magia a la imaginación el espectador, nada que ver con la fantasía tecnificada de Disney.

Su primer largometraje de animación se tituló “Las aventuras del príncipe Achmed (1926)”,  obra que le llevó 3 años de preparación.

A Reiniger le preocupaba más la creatividad en el cine que la técnica, por lo que hizo avanzar cinematográficamente el teatro de sombras, un género que hunde sus raíces en Asia desde hace ya mil años.

Su talento único no ha tenido sucesor en este terreno.